sábado, 20 de agosto de 2011

Un pie delante del otro

Hola amigos,

Bienvenidos a mi pequeño rincón. Les voy a relatar cómo fui dando los pasos, un pie delante del otro, para escribir la novela de ficción especulativa, El Gen Rebelde, que se desarrolla en la Gran Sabana venezolana. 

Después de tanto tragar polvo comiendo libros y de hacer investigaciones sobre temas e incógnitas que me atraían, un buen día me pregunté: "Rosalba, ¿para qué haces esto? ¿Para qué vas a seguir acumulando papeles y carpetas sobre conspiraciones y enigmas?" No lo sabía, pero había algo dentro de mí que me impulsaba a continuar buscando. Cuando conseguía algo, eso me llevaba a otra cosa y esa a otra y a otra en una concatenación de sincronicidades impresionantes.


Mis hijos ya estaban crecidos y mi marido ocupado con su trabajo, cada uno con sus propias cosas y yo fui llenando mis soledades con libros, papeles e investigaciones a través de internet. Un día chateando a través de Hotmail con mi hermana, que vive en Venezuela, le dije: "Diana, yo no sé qué voy a hacer con tanto conocimiento que he acumulado a través de todos estos años" y ella bromeando me contestó: "¿Por qué no escribes un libro?" Me reí a carcajadas. "¿Un libro? ¿Y sobre qué?" Ella me contesta: "¿De qué va a ser, Rossy? Pues de todas esas teorías conspirativas y planetarias que tienes sobre Nibiru, la civilización sumeria y las hipótesis de Zecharia Sitchin y de Immanuel Velikovsky. ¡Si no haces otra cosa que hablar de eso!" Era cierto, había comprado uno a uno todos los libros escritos por Zecharia Sitchin y como a Venezuela todavía no habían llegado algunos de esos libros traducidos al español, pues yo se los traducía a mi hermana del inglés y le iba enviando por email capítulo por capítulo. "¿Por qué no lo hacemos juntas?" Le dije y estuvo de acuerdo. Ella no estaba trabajando en ese momento y tenía tiempo libre y yo tenía todo el tiempo del mundo.


Comenzamos a crear el bosquejo de una novela sin tener conocimiento ni experiencia sobre eso, ella es abogado y lo que escribe son documentos y yo soy la seudo-científica y rebelde que no quiso estudiar leyes en una familia llena de abogados. 


Por esos días, a uno de nuestros sobrinos, Roberto, hijo de nuestro hermano mayor, se le había quemado accidentalmente la churuata de su campamento de expediciones, desde donde llevaba a los turistas al  Roraima, en la Gran Sabana venezolana. A mí se me prendió el bombillo: tal vez podríamos usar esa eventualidad para añadirla a la novela, además de usar a la Gran Sabana como el lugar donde se desarrollaría la trama y Diana estuvo de acuerdo. Me pongo a buscar más información sobre la Gran Sabana por el internet y comienzo a ver fotografías sobre los tepuyes y encuentro que, en el Roraima, unos expedicionarios habían encontrado una cueva con cristales de cuarzo, a la que llamaron la Cueva de los Ojos de Cristal, lo que me pareció maravilloso, porque también quería añadir el sitio a la trama de la novela.


Continúo mis investigaciones y a mi hermana le ofrecen una posición en un bufete de abogados. Eso me contrarió un poco porque pensé que entonces Diana no tendría tanto tiempo para dedicarlo a escribir, pero ella me tranquilizó y me dijo que continuara investigando todo lo que pudiera sobre la Gran Sabana y yo le pasara la información, que ella escribiría los fines de semana.


A medida que íbamos llenando páginas de capítulos, yo sentía que aquello no cuadraba, porque se notaba que ambas escribíamos de forma muy diferente. Había obtenido información por el Internet de cómo se escriben los "Bestsellers" y luego de traducirla al español se la envío a mi hermana para que puliéramos nuestro estilo. Había que llevar ciertos pasos y lo que más recomendaban era que el primer capítulo debía ser impactante y debía incluir, al menos, al primer muerto.


Los personajes de nuestra novela tenían las personalidades mezcladas de nuestros amigos, familiares y conocidos; entonces me pongo a desarrollar quién sería el asesino y el primer muerto. Resultó que designé como "el muerto" al personaje que tenía ciertas características de la personalidad de nuestro sobrino y más vale que no lo hubiera hecho. Diana y yo discutimos ese día y ella lloró inconsolablemente reclamándome que cómo era posible que yo iba a matar a Robertico. Y yo le dije: "Diana, esto es sólo una novela de ficción, el personaje tiene ciertas características de Roberto, pero no es Roberto". A partir de allí comenzaron nuestros desencuentros con respecto a la novela. A ella no le gustaba lo que yo escribía, a mí tampoco me atraían los textos de ella y ella no tenía tiempo de seguir escribiendo. Comenzó a pasar el tiempo y nuestro proyecto de novela se paralizó.


Como no podía seguir mirando el techo mientras corrían los días y los meses, cuando se cumplió un año de no escribir más nada, retomé el proyecto y continué buscando información y un día abrí una
página en internet donde había unas maravillosas fotografías sobre la Gran Sabana, del explorador Charles Brewer-Carías. Allí me encontré también con un email de contacto y le envié este mensaje el día 11 de octubre del 2006: 




Estimado Sr. Brewer,

Mi nombre es Rosalba Campano y le escribo desde Puerto Rico. Mi hermana y yo (ella en Venezuela) estamos escribiendo una novela de ficción especulativa que se desarrolla en la zona del Roraima. Nunca hemos visitado tan hermoso lugar pero nos hemos nutrido de información a través del Internet, sobre todo de su sitio en el internet y sus expediciones espeleológicas.

 Como nuestra novela es de ficción en un futuro cercano podemos en cierta forma inventar ciertos datos de la región, pero consideramos que deberíamos escribirla lo más cercano posible a la realidad. Para no tener muchos conflictos hemos decidido que el lugar específico sea en la parte del Roraima y Wei-Assipu-tepui del lado de Guyana, por ser menos explorado, pero ahí está el problema. No hemos encontrado fotografías de la zona, ni  de la parte que se ve desde Guyana del Roraima ni fotos del Wei-Assipu-tepui. No sabemos que hay allí, si hay cascadas, si sigue la sabana o si es selva tropical cerrada.

Sabemos que usted es una persona sumamente ocupada, pero le agradeceríamos infinitamente si puediera brindarnos esta información o por lo menos decirnos como conseguirla. La página de la Sociedad Espeleolágica de Venezuela tiene un error y las páginas no abren.

Agradeciendo su atención, le saluda

Rosalba Campano
No creí que me contestaría, pero pasados 34 minutos me envió esta respuesta:




Apreciada Rosalba
Si tengo fotos del Wei-assipú y de toda la región.
Mucho me gustaría llenarlas de datos que llenarían su novela con elementos comprobables, y que son más asombrosos que la mayor ciencia ficción.
¿Ha estado usted leyendo sobre el encuentro que hicimos de “Arbolitos Marcianos” en la cueva que descubrimos?
..Claro que son terrestres, pero son únicos en su tipo , es decir su constitución de ópalo los hace inexplicables y definitivamente relacionados con lo que se acaba de encontrar en Marte. ¿¿qué tal??

Bien, le enviaré las fotos del Wei-assipú, pero yo instalaría la novela en el Macizo del Chimantá  ( a unos 100 km al Oeste del Roraima) que es unas 120 veces mayor en superficie que el Wei-assipú y lleno de misterios verdaderos.

¿Oyéron ustedes hablar de los cuatro cráteres del Meteorito que encontré como a 15 km de la cueva?... Esto es espeluznante... Les mandaré fotos..
Yo pienso que deben venirse para acá un par de dias para hablar, o acompañarme en una expedición que voy a hacer en enero hacia el sitio...

Aquí les envío un abreboca....
Gracias
Charles

Kukenam-tepui al fondo desde el Roraima - Foto de Charles Brewer-Carías



Kukenam-tepui a la izquierda y Roraima-tepui a la derecha - Foto de
Charles Brewer-Carías



Kukenam y Roraima al fondo - Foto de Charles Brewer-Carías



Wei-assipú-tepui - Foto de Charles Brewer-Carías


Rocas en el tope del Kukenam - Foto de Charles Brewer-Carías



¡No lo podía creer! Llamo a mi hermana por teléfono, le cuento y ella me dice: "¡Qué increíble! ¿Y cómo se te ocurrió?" Le expliqué que lo intenté por no dejarlo pasar y que aunque no tenía la esperanza de que me contestara, definitivamente me había equivocado porque sí lo había hecho. Le conté sobre la proposición que nos hacía Charles de trasladar el sitio de la novela a la zona que él me indicaba, el Macizo de Chimantá y le envié las fotos. Diana me dijo que con el nuevo trabajo no tenía mucho tiempo disponible, que continuara yo adelante y que ella se comprometía a corregirme el borrador. Le dije que comenzaría una nueva novela y que usaría los nombres de algunos de los personajes que yo había creado para la otra novela. Estuvo de acuerdo y empecé a escribir el borrador.

Estuve trabajando por meses con toda la información que ya tenía y la que Charles me fue enviando y volqué todos esos datos en la novela El Gen Rebelde. El borrador final lo terminé en julio del 2007 y allí comenzó mi calvario para pulirla y publicarla. Pero esa es otra historia...




1 comentario:

Di dijo...

Me encanta la gran sabana y siempre he querido conocerla. Mientras no lo haga en persona espero que sea a traves de tu novela